Oliver Casado.
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Los tecnorreveldes
Desde tiempos
primitivos las sociedades han carecido cada día de nuevos avances tecnológicos,
ya sea para mejorar el sistema agrícola, como sistemas de riego, tractores, controlar y disminuir presencias de
enfermedades mediante la creación de píldoras vitamínicas y antibióticas y nuevos equipos, en el transporte de
personas y mercancías, como ferrocarriles, en la comunicación, entre otras
actividades, con la llegada de dichos avances el problema ha sido que no han
favorecido del todo la humanidad, generando en muchos casos más efectos negativos
que positivos. Aunque muchas de estas consecuencias ya nos han afectado las
nuevas tecnologías deberán pasar pruebas rigurosas de carácter ambiental y
social, además de económicas y estratégicas, existen grupos e instituciones que
alzan la voz y rigen el desenvolvimiento desenfrenado de la tecnología, el
autor describe los tecnorreveldes como personas no antitecnológicas y opuestas
al crecimiento económico, sino al incontrolado progreso tecnológico que amenaza
la supervivencia global.
La mayoría de los tecnorrebeldes de hoy no son
ni lanzadores de bombas ni ludditas. Incluyen miles de personas provistas de
instrucción científica... ingenieros nucleares, bioquímicos, físicos,
funcionarios de Sanidad y genetistas, así como millones de ciudadanos
corrientes. Y, a diferencia de los ludditas, están bien organizados y
articulados. Publican sus propias revistas técnicas y su propaganda. Inician
procesos legales y redactan proyectos de ley, además de organizar marchas y
manifestaciones de protesta, se puede ver que estos grupos están plenamente
argumentados y manejan el tema de forma palpable y con seguridad. Frente a
tanta tecnología desarrollada plantean la necesidad de efectuar una cuidadosa
selección entre ellas, eligiendo aquellas tecnologías que sirvan objetivos
sociales y ecológicos a largo alcance; se muestran favorables al diseño de toda
una gama de "tecnologías apropiadas" destinadas a proporcionar
trabajo humano, evitar la polución, respetar el medio ambiente y producir para
uso local o personal, en lugar de para mercados nacionales o mundiales
exclusivamente. El manejo de tecnología inconsciente de grandes potencias y
corporaciones, generando inventos bélicos, como armas nucleares, farmacéuticos
dañinos y herramientas que han contribuido con el desorden emocional tanto de
niños como adultos, este manejo generado por la sed insaciable de obtener una
mayor posición económica y social.
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