viernes, 15 de julio de 2016


Oliver Casado.
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Los tecnorreveldes

Desde tiempos primitivos las sociedades han carecido cada día de nuevos avances tecnológicos, ya sea para mejorar el sistema agrícola, como sistemas de riego, tractores,  controlar y disminuir presencias de enfermedades mediante la creación de píldoras vitamínicas y antibióticas  y nuevos equipos, en el transporte de personas y mercancías, como ferrocarriles, en la comunicación, entre otras actividades, con la llegada de dichos avances el problema ha sido que no han favorecido del todo la humanidad, generando en muchos casos más efectos negativos que positivos. Aunque muchas de estas consecuencias ya nos han afectado las nuevas tecnologías deberán pasar pruebas rigurosas de carácter ambiental y social, además de económicas y estratégicas, existen grupos e instituciones que alzan la voz y rigen el desenvolvimiento desenfrenado de la tecnología, el autor describe los tecnorreveldes como personas no antitecnológicas y opuestas al crecimiento económico, sino al incontrolado progreso tecnológico que amenaza la supervivencia global.

 La mayoría de los tecnorrebeldes de hoy no son ni lanzadores de bombas ni ludditas. Incluyen miles de personas provistas de instrucción científica... ingenieros nucleares, bioquímicos, físicos, funcionarios de Sanidad y genetistas, así como millones de ciudadanos corrientes. Y, a diferencia de los ludditas, están bien organizados y articulados. Publican sus propias revistas técnicas y su propaganda. Inician procesos legales y redactan proyectos de ley, además de organizar marchas y manifestaciones de protesta, se puede ver que estos grupos están plenamente argumentados y manejan el tema de forma palpable y con seguridad. Frente a tanta tecnología desarrollada plantean la necesidad de efectuar una cuidadosa selección entre ellas, eligiendo aquellas tecnologías que sirvan objetivos sociales y ecológicos a largo alcance; se muestran favorables al diseño de toda una gama de "tecnologías apropiadas" destinadas a proporcionar trabajo humano, evitar la polución, respetar el medio ambiente y producir para uso local o personal, en lugar de para mercados nacionales o mundiales exclusivamente. El manejo de tecnología inconsciente de grandes potencias y corporaciones, generando inventos bélicos, como armas nucleares, farmacéuticos dañinos y herramientas que han contribuido con el desorden emocional tanto de niños como adultos, este manejo generado por la sed insaciable de obtener una mayor posición económica y social.   






Los tecnorrebeldes parten de la premisa de que la biosfera de la Tierra es frágil y de que cuanto más poderosas se tornan nuestras nuevas tecnologías, mayor es el riesgo de causar un daño irreversible al Planeta. Por ello, exigen que se dote a todas las nuevas tecnologías de una protección contra posibles efectos adversos, que las peligrosas sean reformuladas o suprimidas... en resumen, que las tecnologías del mañana queden sujetas a limitaciones ecológicas más rígidas que las de la Era de la segunda ola

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