Bien sabemos que la modernidad es el periodo de la historia
comprendido entre los siglos XVI, XVII y XVIII, aproximadamente desde los años
1500 hasta los 1800. La misma fue considerada por los pensadores de la época y épocas
subsiguientes como un periodo de autoconciencia de la clase burguesa, tratándose
básicamente de un periodo de desarrollo y esplendor del pensamiento asociado a
la burguesía de ciudades europeas.
Su relación con lo religioso
comienza cuando la modernidad adopta un concepto de libertad, sinónimo de liberación,
la cual abarca tres aspectos, dentro de los cuales se destacan el religioso, el
ilustrado y el político. Surgiendo así movimientos enfocados a dar nuevos giros
a cada uno de los aspectos, la reforma protestante fue uno de ellos.
Con la reforma se trata, sobre
todo, de denunciar el papel privilegiado de la iglesia como intermediario total
de la relación entre los hombres y Dios. Esta revolución Luterana, contra la rebelión
de la iglesia Católica supondrá la ruptura da la unidad del Cristianismo Romano
y el Cristianismo Reformado o Protestante.
Su reforma se basa en que el
hombre es malo por naturaleza y que solo los mandamientos de Dios lo pueden
llevar a la salvación, lo cual se consigue día a día, haciendo el bien y no
solo mediante la confesión, acto puntual de arrepentimiento perteneciente a la
iglesia Católica Romana, la reforma supondría la suplantación de esta actividad
por una relación de arrepentimiento directo con Dios.
Esta y otras implicaciones
conformaron la estructura de la latente fuerza religiosa, derivada del
cristianismo Católico Romano tradicional y seguida por muchos el cristianismo
protestante.
Gabriel R. González J. 2013-0355 // 1056740
No hay comentarios.:
Publicar un comentario